
Protagonizó paseos inolvidables recorriendo distancias locales con su pedalear pesado. Subiendo al último vagón del tren con la misma soltura con la que se deslizaba a orillas del río de la plata. El tiempo y las circunstancias la alcanzaron, pasó de titular a suplente, y fue prestando sus servicios a infinidad de amigos.
Hace años que no la veo,
hoy creo que anda por las calles de Ensenada.
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